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Mujeres de luna ...

Mi primera mujer fue lo que no fue ninguna de las otras que le siguieron, fue un amor sensible a las criticas, a lo imposible que hicimos posible en medio de tanta envida que llovía sobre nosotros, se llamaba Ximena, oficialmente fue mi primera novia en el quinto grado de Primaria, lo que me atrajo de ella fue su cuidada forma de una mujer adolescente precoz, y su manera de fumar.

La llevé a cenar con mis amigos y la aprobaron, mi padre llego una tarde ingreso a mi dormitorio y vio una foto de ella en mi escritorio y no dijo nada pero me miró con un aire raro, no sé si sorprendido o contento o ambas cosas a la vez.

Ximena y yo salíamos a bailar los fines de semana, ella fumaba mucho, era muy inteligente, sabía de historia y política y le gustaba demostrarlo, su hermano era extraño, decía que quería ser futbolista y me admiraba viéndome jugar, sus padres simulaban quererme pero en el fondo me veían con recelo, no les gustaba que saliera con su hija a tan temprana edad, cuando ella era tres años mayor que yo.

 Cuando nos quedábamos solos en su casa, ponía la música que más le gustaba y nos enredábamos a besos, unos besos que por mi parte eran atropellados, torpes aunque solían comenzar tímidos, siempre eran excesivos como todo lo que haciamos, no sé por qué terminamos, tal vez porque se hartó de mis besos o porque conocí a su prima.

Su prima también estudiaba en el mismo colegio privado y era muy bonita como ella, se llamaba Lorena, fue la primera mujer a la que  venciendo el miedo escénico, pude querer mucho, yo fui su primera ves o eso fue lo que ella me dijo y ella no mentía, su cuerpo tampoco lo hacia.

Era una mujer inolvidable en muchos sentidos, no sólo por lo bonita que era sino por su inteligencia, su aire bohemio y su carácter apasionado, hicimos viajes juntos, elegimos los nombres de nuestros hijos, nos escribimos cartas desesperadas en aquellos años en que todavía se escribían cartas de amor adolescente, luego ella se fue a otra ciudad y cuando fui a buscarla ya era tarde, creo que se había enamorado de otro.

A Brenda, la hermana de un amigo, le gustaba tomar vino antes de sacarse la ropa, obligarme a bailar aunque me quejase y pedirme prestadas casacas o poleras que nunca me devolvió (y no le pido que me las devuelva, pues ya no me quedarían).

Lo que más me gustaba de ella es que entendía bien la naturaleza de la amistad que nos unía a su hermano y a mí, algo que lejos de escandalizarla, parecía divertirle, cuando pienso en ella, la veo tendida en la alfombra de un departamento vacío, con una botella de vino, no fue amor, fue sólo un juego retorcido del que supimos salir ilesos o casi.

Pero en la universidad hasta ahora lo que ha quedado en mí de Andrea es el sabor salado de sus besos con olor a vodka, aquella noche que salimos de casa a la playa, en el auto de mi abuelo cuando su novio y mi novia estaban de viaje.

 No debió ocurrir, pero ocurrió, y luego todo se torció y la amistad se echó a perder, aunque en realidad yo nunca he sido amigo de nadie, ni siquiera de mí mismo.

Mi prima Lucia me regaló una tarde de amores furtivos en un hotel, una tarde en la que me asaltó la evidencia de que había nacido para ser bueno en esos asuntos de los enredos de la piel.

Luego se fue a vivir lejos y yo no la perseguí ni contesté sus cartas porque me humillaba el recuerdo de mi ineptitud pasmada frente a su destreza para el cuerpo a cuerpo.

Aunque fue una noche y solo una noche, o en realidad un amanecer, no puedo pasar por alto la emoción que me embargó cuando me deslicé en la cama de Angie, la hermana de un amigo, y fui suave y demás  recompensado por esa mujer rubia a la que nunca más volví a ver.

Sin desmedro de sus encantos, que no eran menores, tal vez aquella madrugada resultó inolvidable por la proximidad en la que se hallaban durmiendo sus padres y su hermano  mejor amigo mío, quienes me creían incapaces de esa felonía, que a ella, sin embargo, no pareció sorprender.

Antonella me enseñó a caminar por las calles de nuestra ciudad, a moverme en autobús, a querer a su hija que bailaba ballete, a ver dos y tres películas una sola noche, a leer los libros que me recomendaba con pasión.

Era una mujer increíble, la amé sin necesidad de hacer el amor hasta que lo hicimos, en unas pocas (divertidas) ocasiones previas, intentamos hacer el amor pero resultaba un estorbo para querernos, luego entendimos que ese estorbo era oportuno y siempre rico, nos vemos muy rara vez, eso no ensombrece la verdad de seguirla queriendo.

Todo lo que puedo decir de Sofía es que fue mi mujer por muchos años y me dio una hija que ahora es, junto con ella, mis mujeres por todos los años que me queden de vida.

No sé si es insuficiente decir esto para describir la unión que tengo  con ella, una unión que sobrepasa las leyes pasajeras del deseo y la posesión, quizá sea mejor decirlo de esta manera, nada de lo que pueda darle compensará para nada en plenitud lo que ella me dio.

Pero ya no es mi mujer, tampoco lo es de nadie mas, no dormimos juntos, pero hemos encontrado otras formas más exactas y perdurables de querernos, es sin duda la mujer que más me ha querido y la que más he querido y lastimado a partes iguales, se que las heridas, o el recuerdo de esas heridas, se olvidan cuando nuestra hija sonríe, que es algo que por suerte pasa a menudo.

No exagero cuando digo que ninguna mujer me ha turbado en todos los buenos y malos sentidos, pero sobre todo en los malos, como me ocurrió con Silvana, fue una pasión escondida y deshonesta, es decir, más completa y placentera, porque ella estaba comprometida y su novio me conocía pero lo que es peor, confiaba en mí.

Pudimos haber tenido un hijo, algún poder que domina la vida no lo quiso, yo era el hombre que podía ser a veces con otras mujeres y ella era la mujer que podía ser a veces con otros hombres, su cabeza de loca de patio era la mía, cada suave contorno de su cuerpo habita en mi memoria, pero es que si hay una mujer a la que no me cansaré de extrañar, es ella.

Pero ya no me desea, o desea que yo sea mil hombres a la ves,  lo contrario a como es Andrea, con ella  me pasó un verdadero detalle, y es que se hizo un tatuaje en medio de sus senos con mi nombre, lo que parecía un gesto desmesurado de amor, pero siempre me provocó tocar esa piel, besarla, hacerla mía, ni siquiera pude volver a besar ese rincón de su cuerpo con mi nombre, lo que hubiera sido como besarme a mí mismo, la última mujer con la que pasé una noche fue Lola.

Ocurrió en mi ultimo fin de semana, debido a su nunca acabar, acabe bastante acabado y deshidratado en su cama, pero al día siguiente, en la facultad, bajé al café bar del circulo diplomático y me enamoré de una mujer imponente, demasiado sensual aunque lo demás no importa, desde entonces no he tenido más mujeres.


Cuando no es amor es cursi ...

Te acordarás de ella a la hora de las nostalgias, cuando uno se deja corromper por esas ausencias a la que llamamos recuerdos y hay que remedar con palabras y con imágenes tanto hueco insaciable, y tú mi amor me preguntas qué hago, la mayoría de mi tiempo lo dedico a estudiar montañas de papeles, o me recluyo en mi oficina para trabajar y pensar.

Mi estado mental es muy particular, se parece al sueño o al delirio, y esto me ayuda a soportar nuestra distancia, pero la verdad es que el exceso de trabajo no me deja lugar para los sentimientos personales, solo tú, no sé si este vértigo de trabajo es placentero o no, lo que sí puedo decirte, es que tener continuamente algo que hacer actúa como una especie de narcótico, y hace tiempo que busco algo que me saque de este estado de gran excitabilidad, y ya lo he encontrado, es también escribirte, para que sepas algo, no he logrado expresar finalmente lo que siento a tu lado, nada de cuanto escribo me satisface, porque quisiera hacer algo que no se parezca a nada de lo que he escrito hasta aquí, porque tú me has hecho otro hombre con tu cariño, y ese otro hombre aún no te ha dado nada todavía.

Ahora cuando te recuerdo, no sólo te veo, sino también te oigo hablar como si te tuviera a mi lado, cuando duermo, me ocurre a veces que despierto oyendo tu voz, creo que estoy lleno de ti, me tienes abrazado en un fuego del que tu eres inocente, y en ese fuego quiero consumirme, a tu lado las emociones se suceden y nace un sentimiento instantáneo y hasta una energía inexplicable, quizás me tengas por loco, pero es lo que siento.

No sé mucho de ti, conozco algunos sueños tuyos y me he propuesto cumplir algunos, y lo más importante es que le has traído a mi vida una profunda felicidad, no tenemos planes, no tenemos mapas, sólo la promesa de no hacernos daño y de no olvidarnos jamás.

Creo ahora que mientras uno hace tantos planes para los días por venir, los días vienen, y nos sorprenden, y de pronto uno se encuentra con la mente puesta en un ser, a quien no puede tocar, a quien no puede besar, a quien no puede escuchar, pienso que todo es obra de la propia imaginación, que el corazón se ha vuelto loco, y sufre alucinaciones, entonces no hay respuestas, ninguna respuesta, sólo el deseo de vivir junto a ella el próximo amanecer.

Dime los nombres ...

La estudiante de la facultad, de piel oportuna para descubrir momentos y enredos de sabanas.

La corresponsal de USIL que me sedujo en Starbucks diciéndome que después de una sesión de fotos mía, ella podía dejarse fotografiar por mí, los días enteros que le resten de vida.

La fotógrafa joven que se laceo los preciosos rizos que le dibujo la vida a pulso y que yo adoro lamentándome cuando la veo en facebook e imagino que la beso toda, que olvido que no es virgen comprobando que es la  diosa de catre y que traiciono a su preciosa prima.

La prima que se desviste en frente mío, me enseña la mejía y parte de mi debilidad que sostiene en brazos, estaciona la mirada en su cadera, me previene de un par de lunares que cobijaran al dormir sobre, se dirige hacia mi, suelta los brazos y también un abrazo de no dejar y dejar mordiscos míos por cada parte de su cuerpo con la que me encuentre.

La mujer colombiana del avión que me convenció de ser sexy por ser educado al esperar los turnos del servicio higiénico en pleno vuelo, me conto que le faltaba una experiencia aérea de fuerte intensidad, que precisamente estos cuartos de servicio eran los mas grandes que ella había frecuentado de todas las aerolíneas en las que viajo, y su rico traspirar en clases de rápido manejo para aprovechar cada rincón  de ese espacio comprimido.

La rubia del servicio de limpieza en el aeropuerto, fuma mientras coge un tour por los pasillos.

La secretaria chilena de la UBA, la única que no es arrogante de nada, muy sencilla, pero nada simple, débil a su escritorio con el hombre de mirada sínica que es como me describió.

La dermatóloga en La Plata, divina medico, de piel blanca y rasgos de gaucha, pero sobre todo una mujer intensa en detalles, de camilla en su consultorio, de olvidar su no me enamore nunca pero hoy te conocí a vos, será como nunca haber vivido lo mas rico de una pasión.

La hija de un buen amigo, se desviste brutal como el primer día que nos conocimos, me hiso prometerle Punta del Este en Febrero, me enseño algo más con sus tres años mas de vida que me alejan de ella, dice que nos vamos a casar, asegura a la familia muy feliz, se que tiene razón, pero solo quiero que me de un hijo que valga eso que me hace muy débil a ella.

La platense, mujer aun de escuela, que dejo tímido mi lado atrevido, sobre sus quince años es una sensual juvenil, que llega desinhibida a mi, me reta frente a mi familia, no soporta mi indiferencia bastante tonta, deja su bolso que lleva a la escuela en mi cama, pero al regresar por el cuando debe irse a casa, da un giro a la silla de mi escritorio y se lanza sobre mis  piernas soltándose toda y apelando a besos que siempre imagine que pudiera darme.

La prima de un ex amigo, nunca insinúa, solo aplica lo que desea sin parecerse a mi ex novia.

La niña de quince, aprende de la vida, volverá a mi porque me regalo un imposible de cama, demasiado sensual, fue el mejor concierto privado abrazándola y sintiendo que es todo.

La rica hija de un hombre con revolver, me deja un mensaje, reclama que me olvide de ella, pero fue en una noche de  vino compañía, sobre la alfombra, de mi apartamento en Le Parc, fue todo para despertar desnudos tan  solo con una sabana que no se como llego allí.

La lola que me encontré en el tren y me llevo a casa de sus abuelos, me sedujo con su precioso dejo español, me masajeo las manos, luego me bailo bulería, un flamenco gitano y nos echamos unos puros, un ron, bombones, café y sobre sobrios, planeamos un revolcón de aquellos en que sientes fuego a lado de cada beso que se deja ver en los cuerpos.

La mujer de mi vida que deje en Primavera, la conocí 15 días antes de viajar, espero nunca zafar de su corazón, espero siempre sea verdadero cada te quiero que deja en sus mensajes, que mucho mas los te extraño, espero que desde cualquier lugar del mundo pueda consentirla siempre, espero tus ojos preciosos, piel blanca muy rica, labios que adoro, espero a un solo intento para darte todo y vivir juntos, espero que solo me esperes bonita.

A esas mujeres que les dije te amo y ahora no recuerdo sus nombres, por la mujer de mi vida.